“Los terciarios tenemos orgullo de serlo”
La formación docente hoy. Debates y perspectivas
Pablo Pineau tiene una larga carrera en el campo educativo -Doctor en Educación, titular de Historia de la Educación Argentina en la UBA y en la ENS N° 2 “Mariano Acosta”, ex presidente de la Sociedad Argentina de Historia de la Educación, y autor de libros como “La escuela como máquina de educar”, “La escuela no fue siempre así”, “El principio del fin”, entre otros. Actualmente es Director del Proyecto "Espacios de Memoria" de la ENS Nº 2 "Mariano Acosta". Pero quien lo haya escuchado parado al frente de un aula dirá que, sobre todo, es un docente, un educador. Habla rápido, con conceptos claros y dejos de humor. Y contagia, como pocos, el amor por la historia de la escuela argentina.
Entrevista a Pablo Pineau, educador
Vanesa Zito Lema (ZL): En primer lugar, te queremos agradecer por acompañarnos en este proyecto y en las ganas de reflexionar sobre la educación y el presente. Y para empezar te proponemos que nos brindes alguna reflexión sobre el nombre de la revista, ¿a qué te resuena "Devenir: la práctica educativa y la resistencia"?
Pablo Pineau (PP): Primero, decir que también agradezco la invitación a estar aquí, a formar parte de estas acciones que se hacen desde los terciarios para mantener nuestras posiciones, estar presentes, crear, innovar. Sobre el nombre de la revista diría que suena interesante, y pretencioso en el buen sentido de la palabra. Por otro lado, hace referencia a tres categorías con un fuerte peso en las expresiones pedagógicas: el "devenir" como algo relacionado al tiempo, a como las cosas van cambiando, se van moviendo, no son fijas, no hay un puro presente proyectado en un futuro controlable como es el supuesto tecnocrático. Por otro lado, la "práctica pedagógica" es una forma un poco rimbombante de hablar de la docencia, de dar clase, del orgullo de enseñar. Y la "resistencia" es una categoría un poco más política y un poco coyuntural. Tal vez la resistencia en relación al debate pedagógico está muy vinculada a la década del sesenta y setenta, cuando se planteaba la idea de los modelos hegemónicos fuertes, el estado autoritario, sus aparatos ideológicos, y entonces había que resistir. En la última oleada neoliberal que estamos viviendo en el país en los últimos cuatro años vuelve a recuperar la categoría de “resistencia”, pero me parece que entre el origen de la palabra y el hoy hay un movimiento. Tal vez hoy hay que hablar más de “persistencia”, y acá hago una crítica, hoy hablaría más de las propuestas, hay que proponer, hay que avanzar, hay que ocupar. Cuando hoy hablamos del Estado, no hablamos de aquel Estado, entonces me parece que la categoría “resistencia” es una interesante categoría coyuntural, que podríamos empezar a abordar desde el proyecto político con un mayor largo alcance, con propuestas. Son sólo comentarios que hago, en parte, para no decir que todo está tan bien (jajjajja)
ZL: Vos hablas de la coyuntura y como profesor de terciarios, de los institutos de formación docente, fuiste protagonista de lo que vivimos durante todo el 2018: la resistencia frente a la UniCABA. ¿Cómo lees ese proceso de resistencia?
PP: A ver, todavía está muy a flor de piel para hacer un balance, lo que no implica que no podamos analizarlo, pero es un análisis muy desde el barro. Cuando pase un poco más de tiempo, podremos hacer otro tipo de lectura. Igual, insisto, que lo hagamos ahora no significa que lo que digamos sea erróneo. El proyecto de la UniCABA se presenta a fin de 2017, al mejor estilo estrategia del gobierno, las instituciones nos enteramos tarde y por los medios. Cuando nos enteramos de la noticia -la dio la ministra hablando en la cúpula del CCK y diciendo que la UniCABA era la gran solución a los problemas- hubo una primera respuesta, de resistencia claramente, y después se armó un espacio muy rico de propuestas. Nos preguntamos qué hacer, y fuimos construyendo contenidos a través de debates académicos, vínculos con los sindicatos, presencia en las universidades y también presionando para que la ley se revise. Por supuesto que la ley que salió no es buena, no me gusta, pero no es la misma que había al comienzo, logramos que tuvieran que revisarla y llamar a algunos especialistas, no necesariamente con los que uno acordaría, pero especialistas al fin. La propuesta fue modificada, cambiada. Creo que fue el año pasado fue muy rico para ver la potencialidad que había en los institutos: el movimiento de las comunidades, la vinculación entre los profesores, el fortalecimiento del CESGE como espacio de encuentro de los rectores, y los estudiantes, por supuesto porque fue muy notorio el peso que tomaron los estudiantes en esta lucha. La UniCABA no la tiene fácil. Nos hemos ocupado de eso los institutos, y no por terquedad sino por querer recuperar tradiciones pedagógicas, espacios de formación, ciertos saberes, ciertas formas de pensar la gestión. Y lo hicimos frente a la UniCABA como puro marketing, como un mero logo, como una marca que venía a solucionar todo, como una moda. Pero no es así cómo se piensan las normativas, dijimos, no se puede hacer política educativa a espaldas de las comunidades educativas, a espaldas de los sujetos, sino que hay que hacerlas con ellos adentro. Entonces, me parece que, más allá que la ley salió en una votación bochornosa, con diputados que no podían hablar y no porque no tuvieran espacio sino porque no tenían nada que decir, no podían fundamentar su voto, Maximiliano Ferraro, por ejemplo, utilizaba bibliografía desactualizada, presentaba un diagnóstico de la formación docente argentina como si no hubieran existido ni la Ley de Educación Nacional ni el INFOD. Pasaron diez años y no se dieron cuenta!!, Qué va a pasar, y bueno la verdad es que, en este momento de tanta coyuntura, no sabemos. Pero si creo que salimos fortalecidos en algunos temas.