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Docentes: Artículos de noticias
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Elegí el “Alicia” por sus referencias de excelencia académica, y no me equivoqué.

Laura Stroppolo, graduada y docente del IES del profesorado de Historia

Mi nombre es Laura Stroppolo y cursé el Profesorado de Historia en el IES N° 1 “Alicia Moreau de Justo” en la década de los ´90. Elegí el “Alicia” por sus referencias de excelencia académica, y no me equivoqué. La formación disciplinar y del campo de la práctica me permitieron construir los saberes y las herramientas necesarias de un buen docente. Al egresar me inserté rápidamente en el sistema educativo público de la Ciudad de Buenos Aires, transitando por numerosas escuelas de diversas modalidades de enseñanza. Hoy me desempeño como profesora de historia en la Escuela Normal N° 5 “Martín Miguel de Güemes”, en la Escuela Técnica N° 1 “Otto Krause” en el nivel medio; y el ISPJVG y en mi querido Instituto, el “Alicia” como profesora auxiliar y profesora de cátedra de la Enseñanza de la Historia 2 y residencia y de la Didáctica de la historia para la enseñanza media y superior I y Construcción de la práctica I y II, respectivamente.

La educación pública, la formación docente en el terciario público es la base donde apoyo todo el resto de mi conocimiento. Los terciarios públicos forman docentes de calidad profesional, íntegros, académicamente impecables y con formación empática que permite ejercer el oficio de enseñar teniendo en cuenta a “ese otro/a” que ejerce el rol de aprender. Volver al “Alicia” como profesora es poder devolver al Instituto y a la educación pública algo de lo que ellos me han dado tan generosamente. Enseñar en las “buenas prácticas” es enseñar en la heterogeneidad de la educación pública, en el reconocimiento de la diversidad que no es más que el registro del “otro/a”. Pero nada de esto es sencillo, y mucho menos en los tiempos que corren. El clima de época es adverso pero los y las profesoras reivindicamos el rol docente y transitamos la enseñanza pública con la fortaleza que nos da nuestro conocimiento y nuestra experiencia docente. La incertidumbre de los tiempos actuales debe enfrentarse con certezas. La certeza de sabernos profesionales de la educación, de reconocernos como parte de un colectivo docente que defiende la escuela pública como derecho adquirido, de ser formador de formadores comprometidos con el saber académico, la experiencia de años transitados en las aulas y la capacidad de revisitar, reflexionar, dar una nueva mirada a una sociedad que transita cambios rápidos y que necesita que los y las docentes acompañen con sus prácticas pedagógicas, pero dando continuidad al acto de enseñar en tanto acto de “amor”. Muchas veces enseñamos sin tizas, sin pizarrones, sin un mobiliario en condiciones aptas para ser utilizado. Habitamos espacios áulicos que se encuentran inhabitables.


Enseñamos en tiempos de hambre y frío, o calor excesivo. Enseñamos porque es lo que sabemos hacer. Y seguimos enseñando porque estamos convencidos que el conocimiento empodera y libera. La educación pública nos lo enseñó, y los docentes egresados de los terciarios públicos lo aprehendimos.

La educación pública exige nuestro compromiso, y los docentes necesitamos ofrecerlo. Capacitarse, producir saberes, compartirlos, transmitirlos nos coloca en el rol de profesores y profesoras intelectuales. Enseñar y continuar aprendiendo. Revisitar y reflexionar sobre las prácticas docentes. Investigar, escribir, generar nuevas formas de enseñanza, incorporar el lenguaje tecnológico. Inquietudes y desafíos constantes adquiridos en el terciario público, tomados de nuestros docentes formadores y heredados como buen legado en una cadena de enseñanza-aprendizaje que continúa su camino y llega a los y las estudiantes de hoy

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